MACKALEXDIGITAL: ¡LA MEJOR MANERA DE CRECER!
Por MACKALEX para mackalexdigital.blogspot.com
Hay tres manera que determinan el éxito, tales como las facilidades o dones naturales –o suerte directa-, el esfuerzo deliberado, en fin, las oportunidades favorables –o probabilidades exteriores- constituyen los tres elementos de donde puede provenir el éxito, y según Paul C. Jagot, todo éxito de realización, aunque sea de poca importancia, necesita a la vez un esfuerzo sostenido y condicionamientos psicofísicos de una cierta calidad. El hombre poderosamente organizado –lo cual es una suerte directa- triunfa como jugando allí donde otro no triunfaría sino penando. Pero el primero puede fracasar por ligereza, mientras que el segundo triunfará encarnizándose.
El éxito personal es fácil a aquellos cuyo rostro armonioso, estatura imponente, elocución clara y agradable voz encantan ya desde el primer instante a todo el mundo; pero la finura psicológica, el tacto, la oportunidad contribuyen a este éxito en amplia medida y pueden incluso bastar por sí solos.
El éxito de suerte, además de las predisposiciones o de la ocasión que le hacen asequible, fácil, exige un mínimo de iniciativa, ya sea para utilizar las unas, ya sea para utilizar sacar partido de la otra. En el caso extremo de que una fortuna favorezca a un hombre (o mujer) sin el menor esfuerzo por su parte, ¿la conservará éste? Y, en caso afirmativo, ¿hará un uso provechoso de ella si se abandona a su impulsividad? Ciertamente no. A menos que sea juicioso, depositará mal su confianza y, a menos que sepa gobernarse, se dejará arrastrar a toda clase de abusos desorganizadores.
Resumiendo, las facilidades y dones naturales, por una parte, y las oportunidades dichosas, por otra, hacen posible, favorecen o amplifican el éxito del esfuerzo deliberado. O como decía Maquiavelo cuando se le rebatía su descarnado realismo, que estaba de acuerdo con la fortuna, pero sólo con la mitad en el éxito de los hombres, pero que la otra mitad tenía más que ver con una serie de cualidades que ayudaran a favorecer el buen juicio, el autocontrol y el dispendio de energía y esfuerzos inútiles.
CONSIDERACIONES ACERCA DE LA SUERTE
Se considera la suerte como un encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual, como cuando se dice: Así lo ha querido la suerte. También se refiere a circunstancia de ser, por mera casualidad, favorable o adverso a alguien o algo lo que ocurre o sucede, como cuando se dice por ejemplo, Juan tiene mala suerte o libro de buena suerte. Y también se hecha suerte, en sentido favorable, cuando se dice Dios te dé suerte o Juan es hombre de suerte. También, casualidad a que se fía la resolución de algo se dice Elegir caudillo por suerte o decídalo la suerte. También puede ser aquello que ocurre o puede ocurrir para bien o para mal de personas o cosas, como cuando uno dice ignoro cuál será mi suerte o fiar a hombres incapaces la suerte del Estado.
Además, cada uno de ciertos medios casuales empleados antiguamente para adivinar lo por venir. Son las más célebres las llamadas suertes de Homero, u homéricas; de Virgilio, o virgilianas, o de los santos, las cuales consistían en abrir al acaso las obras de estos poetas o la Sagrada Escritura e interpretar las primeras palabras que se ofrecían a la vista.
También, es la manera o modo de hacer algo, como cuando se dice, siempre hace las cosas a la suerte, que es lo mismo que decir a lo que salga. O puede significar como contrapuesto al azar en los dados y otros juegos, puntos con que se gana o acierta y corresponde algo por sorteo, o le cae a alguien algo en suerte, y de ahí la localización verba, sucederle algo por designio providencial o tocarle la suerte o correr bien la suerte a alguien o ser dichoso o correr mal la suerte a alguien o ser desgraciado o suele indicar consecuencia y resultado. También, valerse de medios fortuitos o casuales para resolver o decidir algo. O suceso extraordinario, próspero o adverso, que sobreviene de repente.
Por lo que puede ser visto en el párrafo anterior, el acaso no es lo determinante para el éxito si bien estadísticamente hay algunos casos, muy escasos y aislados, que lo determinan, pero que luego de una investigación exhaustiva, se ha comprobado que cualquier porcentaje de suerte, siempre estuvo escoltado por una gran dosis de esfuerzo deliberado. Para la mayoría de los seres humanos, el factor suerte no interviene sino en una medida verdaderamente insignificante, es decir, que la mayoría de nosotros debemos contar únicamente con nuestro esfuerzo personal, sin exagerar por lo demás su alcance.
No parece muy alentador, pero lo cierto es que todo estímulo creado a favor de ilusiones que disipará el primer fracaso al chocar con las realidades, constituye una desventaja, porque nada mina tan profundamente la energía combativa como las reiteradas contrariedades. La fuente más constante de combatividad reside en un positivismo lúcido, como muy bien asegura PCJ. Así, si se estima desprovisto de brillantes facultades, es decir, de suerte interior, incluso si jamás le debe favorecer ninguna oportunidad fortuita, el hombre o la mujer dispuestos a contar únicamente con su actividad y a perseguir de un modo exclusivo las certidumbres, triunfará en más amplia medida que si fundara sus esperanzas en agradables suposiciones.
Al ejercitar sus posibilidades espontáneas de éxito con toda la atención y todo el vigor de que al presente se sienta capaz, poco a poco las desarrollará y llevará a cabo realizaciones cada vez más numerosas, importantes y desafiantes y sus habilidades para obtener y asegurar los éxitos personales se afirmará de año en año y su triunfo será más sólido y percibirá la perspectiva de un apreciable nivel de bienestar. Y el lograr este nivel de bienestar, constituye ya un éxito cuya ampliación podrá perseguirse en seguida, etapa por etapa. Cuanto más áspera haya sido la lucha, más fuertemente se habrán densificado y robustecido los resortes del psiquismo individual.