MACKALEXDIGITAL: ¡LA MEJOR MANERA DE CRECER!
Por considerarlo de suma importancia, y porque así me lo solicitaron un grupo de amigos y colaboradores, reproduzco a continuación, este interesante artículo que publiqué el 4 de abril del 2 012.
Publicado por Manuel Alexis para mackalexdigital.blogspot.com/
Crítica de la crítica : La crítica: ¿mala, mediocre o buena?
Por Manuel Alexis Colón para MACKALEXDIGITAL.BLOGSPOT.COM
¿Qué es un crítico para ti? ¿Un ogro perfecto que tiene todas las reglas establecidas sobre como se debe crear o el creador potencial que se entretiene observando las creaciones ajenas para imponer (ni siquiera sugerir) normas y criterios preestablecidos que de ser él el creador, hubiera fielmente seguido?
Antes de exponer el tema, es pertinente establecer algunas cuestiones puntuales del criticado, el cual puede estar ubicado en el entorno diario (donde normalmente se encuentran el chisme y la envidia) o en medio del dominio público fruto de una creación, la cual puede ser literaria, de investigación social, científico-natural, de negocio o cualquiera otra índole. El criticado puede ser una persona común y corriente que tiene comportamientos públicos (buenos o no tan buenos) que molestan, disgustan y provocan comentarios desatinados, fruto de lamisma frustración personal del crítico, que creyéndose realizado no soporta lacara feliz y el estilo tranquilo de quien según él, no representa la normalidad que debe tener el ente humano, social por naturaleza, contrario a su estirpe, que sí está realizada.
La temeridad de esta apreciación es que no se entiende el porqué de semejante afirmación, pues si logró realizar la utopía de la realización personal, no se entiende porque todavía sigue pendiente de la inacabada realización en el otro, a menos que no sea para ayudar, desde el punto de vista de la solidaridad humana, a pasarle alguna metodología adecuada, para que transite por dicho exitoso camino. Pero sabemos, que el hombre, en sentido general, es un ser inacabado lleno de angustias y temores, los cuales se reflejan en frustraciones personales que coinciden en el universo donde se encuentran de manera unívoca el chisme y la envidia, coadyuvantes siempre del vacío existencial tan connatural al hombre (no importa lo que haya logrado) y que se resume en el sugerente nombre del libro de Alexis Carrel: La incógnita del hombre.
Si entendemos la crítica como el arte de juzgar —sea una obra artística, literaria o de otra índole, donde también acontece la acción de criticar en el sentido de censurar o murmurar—, entonces la palabra clave en el buen sentido del término es: JUZGAR.
En su sentido filosófico, la acción de juzgar equivale a afirmar, después de comparar entre dos o mas ideas, las relaciones que existen entre ellas, y sí y sólo sí, se estudian y se dominan bien ambos aspectos del debate, y en última instancia, como la filosofía es comparativa, y todo el mundo juzga de acuerdo a su concepción de la vida, entonces, el respeto en el debate, debe estar por encima de cualquier opinión ad hominem, y no descartar la posibilidad de elegir —lo que en el lenguaje filosófico se lo denomina ad libitum—, pues es lo que al final garantiza que no acontezcan discusiones inconducentes, y prime al final aquello que nos diferencia del resto de la naturaleza: la racionalidad.
Entonces, ¿cuándo una crítica es mala?
Es mala cuando además del pensamiento ad hominem —el cual se define como aquel argumento que se esgrime contra la misma persona del adversario, oponiéndole sus propias palabras o argumentos, sobre todo porque como dijo Bertolt Brecht: Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque—, el argumento anda por una parte, mientras el tema se disuelve en diatribas y falacias, y pierde sustancia el debate y, como consecuencia lógica, el sacar provecho de la discusión.
Otra forma crítica pésima, es aquella que convierte al crítico en esclavo del eco, y sin argumentaciones sólidas y conocimientos de causa y que se centra en la psicología del rumor o en el simple ojeo de un libro o el simple ojeo de otro, para emitir juicios carentes de toda solidez, y que sencillamente se resumen en que quien no investiga, tiene derecho a la palabra mas no a la razón, y debe ser un crítico obviado por el criticado en toda su esencia.
También debe ser obviado tanto como el anterior, el crítico complaciente que teme hablar objetivamente sobre el tema, entonces llena de elogios excesivos al criticado, y acontece entonces el pensamiento ad hominem en sentido inverso, y hace tanto daño como el anterior, pues no coadyuva al crecimiento espiritual e intelectual de éste, ya que el que critica tanto como el que escribe, deben asumir responsabilidades y riesgos, y no sólo que el día está esplendido para dar un paseo.
En síntesis, la crítica es mala cuando no es objetiva y se concentra más en el hombre que en el tema y que los críticos de morondanga confunden el aspecto moral de los individuos, con sus cualidades profesionales o su sentido de creatividad, por razones muchas veces ignoradas, y otras intencionalmente solapadas.
El mediocre, el cual se encuentra entre los dos extremos, no se conforma sólo con asimilar la crítica mala, sino que además trata de descalificar al criticado con bajezas propias de rinocerontes u orangutanes, y trata de vender una imagen impropia de él y se convierte en un advenedizo que aspira a la gloria y al éxito, mediante el manejo artero de la chismografía y el engaño.
Y por otro lado, se tiene la crítica buena, la cual no significa complaciente, sino todo lo contrario: severa, pero objetiva y sin bajezas ni mediocridades ni juicios de morondanga ni diatribas ni trapacerías; concentrada en el crecimiento integral del individuo y, naturalmente, de la sociedad. He ahí la clave de una buena crítica.
Por último, si tienes deseos de crear —vid mi artículo acerca de la creación, por este mismo medio— olvida la crítica y crea. Comenzar es la clave. La crítica lleva a acercarte lo más posible a la perfección, pero si condicionas tu vida a la misma, se convierte en una pesadilla insoportable.
Una sugerencia importante: cuando le veas sentido a las argumentaciones críticas y creas que valen la pena, no las pase por alto, pero nunca las acepte en desmedro de tu propio estilo y personalidad; y si intuyes que son sólo necedades, entonces es el momento de ser tú propio crítico.
28 de mayo, 2 009