MACKALEXDIGITAL: ¡LA MEJOR MANERA DE CRECER!
Algo que deben aprender nuestros mercadólogos dominicanos antes de estar proponiendo fõrmulas y casos muy alejados de nuestras conductas socioculturales, cuyos fundamentos teóricos están muy alejados de nuestra realidad, si bien el estudio de estas teorías y casos foráneos, nos orientan a manejarla mejor. Mientras tanto, es aleccionador leer este importante trabajo publicado por El Caribe.

“Puntos” informales de venta adquieren plusvalí
Por Martín Polanco
26 de Mar 2011 12:00 AM
Juancito Ureña hace 25 años que llegó a Santo Domingo procedente de la comunidad Jima Abajo, La Vega.
En su pueblo natal se dedicaba a la venta de carbón “por saco”, una actividad que para entonces le permitía conseguir algunos recursos para enfrentar ligeramente los rigores de una pobreza que lo atacaba con fuerza junto a su familia.
Ubicado ya en la capital, Juancito debía pensar en otro negocio, pues el de carbón no era posible. Colocarse en una esquina de la avenida Independencia a vender lechosa, guineo, melón y otras frutas fue la opción que eligió.
El lugar que ocupa el vendedor informal no le pertenece en términos reales, es un espacio público, pero en materia comercial se trata de un punto establecido por él y eso tiene un precio, desde su punto de vista.
El caso de Juancito es uno de muchos, vistos por doquier en las grandes ciudades dominicanas, especialmente en el Gran Santo Domingo, donde un ciudadano “abre” un espacio a orillas de un solar, de una institución o en la esquina de una avenida para vender algún tipo de producto o mercancía y luego de varios años ese punto califica para que éste le impute un valor para venderlo.
Actualmente, de acuerdo a testimonios recogidos entre vendedores de frutas y mercancías, como ropas y zapatos, hay puntos de venta (no el terreno), cuya cotización alcanza los RD$100,000. Se trata de un valor que el operario del punto lo determina o fija cuando otra persona interesada en ocupar el espacio le ofrece alguna suma de dinero.
Por ejemplo, Miguel Rosario, se colocó en una esquina de una calle del Centro de los Héroes en 1987, lleva 24 años en actividad, ofreciendo sus frutas a empleados de instituciones públicas ubicadas en la zona, a los estudiantes de una universidad privada y a transeúntes diversos. Rosario asegura que “par de veces” le han ofrecido RD$80,000, para comprarle el punto, pero no lo vende. De ahí ha podido mantener humildemente tres hijos y a su esposa.
Una experiencia parecida cuenta Rodolfo Ramírez, un vendedor también de frutas de una esquina de un sector exclusivo de Santo Domingo. A este “hay que ofertarle por encima de RD$50,000 si en algún momento alguien quisiera ubicarse en el área que ha ocupado por más de 23 años”.
En el ensanche La Fe, donde existen varias instituciones ligadas al transporte, la salud y las obras públicas, hay vendedores con muchos años en el oficio.
Entre los vendedores que ponen precio al espacio que ocupan (aún cuando el terreno no les pertenece) existen varios puntos en común: casi todos han sido pioneros en la venta en el lugar (han establecido el punto), se establecieron cuando el dinamismo en esas zonas no era el de hoy, no obstaculizan el tránsito, ni las aceras y tienen cuidado con la limpieza.
Posiblemente eso explica por qué las autoridades edilicias les permiten trabajar sin mayores problemas, a diferencia de otros a los que las autoridades con frecuencia les incautan sus mercancías y los desalojan por no cumplir con ciertos parámetros.
¿Es un derecho adquirido?
Entrevistados por El Caribe, vendedores de ropa, zapatos, frutas y vegetales de las avenidas Duarte y París (dos de las más concurridas del DN) y de otras vías coinciden, en que “haber trabajado un lugar de venta por años, aún sin ser los dueños del terreno donde operan”, le otorga la facultad del derecho adquirido.
Abogados consultados definen el derecho adquirido como aquel de carácter subjetivo que por virtud de un sistema legal ha entrado a formar parte del patrimonio de una persona definitivamente.
Lo formal, la opción y el BC
Normalmente las personas dedicadas a la venta de algún producto o mercancía han encontrado en esa actividad la única forma de subsistencia, pues no pueden hacer otra cosa. Testimonios de los propios actores del negocio así lo establecen.
El negocio entre cliente y vendedor se da cotidianamente, debajo de una lona, a la intemperie o en una casucha destartalada.
Los sitios de abastecimiento de esos “comerciantes” casi siempre son los mercados. Según datos del Banco Central (BC) en el año 2010 se crearon 160,208 nuevos empleos (55 por ciento de ellos informales).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario es muy importante para nosotros, pues nos ayuda a crecer juntos