domingo, 8 de mayo de 2011

EL ARTE DEL SILENCIO 2

MACKALEXDIGITAL: ¡LA MEJOR MANERA DE CRECER!

Por MACKALEX para mackalexdigital.blogspot.com/

                                                             EL ARTE DEL SILENCIO 2
                                                                            2/4


                                                                              6

En la primera parte de este opúsculo, vimos que el silencio es un arte que hay que cultivar, sin menospreciar el arte de hablar pero aprender como articular entre uno y otro, haciendo las alternancias de lugar.

Naturalmente, ambas artes deben enmarcarse dentro del ámbito del respeto y la dignidad humana evitando comportamientos ofensivos que denigren o irrespeten o silencios latentes para evitar la manifestación de promesas incumplidas como muy bien se observa en el comportamiento político.

Es importante destacar que el silencio tiene distintas connotaciones que provocan las causas de los diferentes tipos de silencio, ya que las diferentes maneras de callar nacen de la variedad del temperamento y del espíritu de los hombres (como muy bien señala Dinouart) y por ello, dependen de las circunstancias, y que está signado (el silencio) por la prudencia o el artificio o el humor complaciente o el silencio burlón, al estilo del Dr. Merengue, o el silencio inteligente o estúpido o aprobatorio o el de desprecio, es decir, diferentes tipos de "silencios" dirigidos a una reacción externa favorable o desfavorable a nuestros propósitos.

Clasifícar estos diferentes "silencios" para mejor comprensión del tema, conviene hacerlo tal como lo hace Dinouart. Veamos:

1. El silencio prudente es aquél que conviene a las personas dotadas de buen espíritu; de sentido recto y capaces de distinguir con exactitud las coyunturas que obligan a callar o a hablar. Es decir, no sea esclavo de su voz ni de su silencio y estudie con esmero las circunstancias en las que tiene que usar una de las dos herramientas, enfocado siempre, o en la palabra empeñada o en el silencio oportuno, para poder hacer frente a las reacciones externas de manera apropiada y conveniente.

2. El silencio artificioso agrada a los espíritus menguados, a las gentes desconfiadas, vengativas o que se dedican a sorprender a los demás. Evite empequeñecerse con un silencio artificioso que sólo sirve para mantener vivos los agravios y las ofensas. Este tipo de silencio no hace más que volverle iracundo y disminuir su inteligencia, provocando reacciones externas desfavorables y que dañan su imagen.

3. El silencio complaciente. Los que son de humor suave, fácil y acomodaticio se sienten más inclinado al silencio complaciente. No es más, que usted evitar acomodarse a un silencio impuesto, cuando usted sabe en lo más recóndito de usted mismo que lo importante es hablar.

4. El silencio risible. Quienes gustan de reírse de todo también aman el placer que encuentran en un silencio burlón.

5. El silencio inteligente sólo subsiste con pasiones vivas, que producen efectos sensibles en el exterior y que se muestran en el rostro de quienes están animados por ellas. Vemos, por ejemplo, que la alegría, el amor, la cólera y la esperanza causan más impresión gracias al silencio que los acompaña que mediante palabras inútiles, que sólo sirven para debilitarlos. 

6. El silencio estúpido. Es fácil juzgar a quien conviene el silencio estúpido; es patrimonio de los espíritus débiles e imbéciles.

7. El silencio aprobatorio. Por el contrario, el silencio aprobatorio supone un juicio seguro y un gran discernimiento para aprobar sólo aquello que merece serlo.

8. El silencio del desprecio. La última clase de silencio, que es la del desprecio, es el efecto del orgullo y del amor propio, que lleva a los hombres de ese carácter a pensar que nada merece un momento de su atención. También en ocasiones puede encontrarse ese silencio en un hombre de buen juicio, que no considera que lo que desprecia con su silencio sea digno de mayor consideración.

De modo que en líneas generales estos son los aspectos que hay que tomar en cuenta para el uso apropiado del silencio para aprender a callar. Vimos el desarrollo de su naturaleza y de sus principios, así como sus diferentes causas y sus diversas especies; y gracias a la magnificiencia de la experiencia podemos conocer su verdad en la inmensa realidad.

... Lo que se ha dicho del silencio puede aplicarse, salvando las distancias, a la palabra prudente, o artificiosa, o complaciente, o burlona, o inteligente, o estúpida, o llena de testimonios de aprobación, o de señales de desprecio, etc. (Abate Dinouart).
                                                                          7
Se está de acuerdo en lingúistica y oratoria, que los signos de puntuación son los módulos del habla, pues manejan los tonos y movimientos faciales que denotan al ambiente externo o a los oyentes, cual es el ritmo de la exposición y hasta los gestos y su manejo adecuado permite a la audiencia su aprobación o rechazo al contenido de la exposición.

Sin embargo, cuando se escribe, no es tan fácil graficar estos gestos o movimientos, lo que provoca que al escribir, "el sonido del silencio" se manifieste de manera implícita, no dejando dudas respecto de lo que se quiere "callar".

En este respecto, veamos que dice Dnouart:

Hablar mal, hablar demasiado o no hablar bastante son los defectos ordinarios de la lengua... digo lo mismo respecto de la pluma. Se escribe mal, unas veces se escribe demasiado y otras veces no se escribe bastante. Será facil de comprender, por lo que he dicho de los defectos de la lengua, la aplicación de lo que debe prestarse a los defectos de la pluma...

... sería muy necesario el silencio a un gran número de autores, sea porque escriben mal o porque escriben demasiado; y sería un bien utilísimo si los escritores de gran erudición y buen discernimiento, que gustan demasiado de callar, diesen con más frecuencia al público instrucciones prudentes e importantes.

Para convencerse de estas verdades sobre las tres clases de autores que he señalado, se me ocurre la siguiente idea: hacer en el mundo una reforma general de los escritores. Habría que empezar por una búsqueda puntual y severa, poco más o menos como la que se emplea cuando se trata de exterminar de un país a los envenedadores... Cuántos autores culpables no encontraríamos!

Por qué se escribe mal?

Continuaremos con esto en la penúltima parte del trabajo.