¿SE DESPLAZAN O DESAPARECEN LA RENTABILIDAD Y EL VALOR DE UNA EMPRESA?
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Por MACKALEX para mackalexdigital.blogspot.com/
Recapitulando respecto del capítulo 4 vimos que se convierten en principios básicos del control de calidad las actividades de mercadeo, resumidas en educar bien (que todo el personal se involucre en el proceso con conocimiento de causa), aclarar los objetivos (es decir, hasta donde hemos llegado, y hacía dónde nos dirigimos), y naturalmente, control del proceso, y todo ello en conjunto, conforman el armazón del CCT (Control Total de Calidad) y, naturalmente, la imagen de marca, sin la cual, toda actividad de mercadeo se aniquila y que el supuesto de que las normas operativas se cumplen estrictamente, sin enseñar los métodos de ejecución del control de calidad, con el involucramiento de todos los participantes en los procesos, es dirigirse a ciegas hacía los objetivos, y quien sea que lo haga, no sólo reducirá el valor de su empresa, sino que la guiará a la desaparición, ya que la calidad está primero, y no las utilidades a corto plazo, con una orientación al consumidor y no al productor, pensando desde el punto de vista de los demás, teniendo en cuenta, sin importar el tipo de empresa, que el proceso siguiente es su cliente, dándole seguimiento a los datos con métodos estadísticos, y sobre todo, respeto a la humanidad como filosofía administrativa, con una administración totalmente participante, que al final logra una administración interfuncional.
Es decir, que a la mayoría de las empresas sólo les interesa rebajar costos, con menoscabo de la calidad, y piensan que esta última significa sólo subir los costos, lo que luego reduciría las utilidades. Pero no es totalmente así, y que es cierto que los costos aumentan de modo temporal cuando se mejora la calidad, pero al final los beneficios se encontrarán en la capacidad que adquiere la empresa para satisfacer las exigencias de sus clientes y enfrentar con éxito la competencia, para no perder su valor. En pocas palabras, valorar la parte más importante de toda organización: LAS GENTES, sin las cuales, no es posible lograr calidad, utilidad, rentabilidad y permanencia, a corto, mediano y largo plazo.
Respeto a la humanidad como filosofía gerencial —pues las empresas, en su sentido amplio, pertenecen a la sociedad, y por tanto, a todos los que tengan que ver algo con la empresa— a saber: consumidores, empleados y sus familias, accionistas, subcontratistas y empleados de los sistemas afiliados de distribución… Todos, absolutamente todos, deben sentirse cómodos y contentos con la empresa y deben estar en capacidad de aprovechar sus facultades y de realizar su potencial personal. Las utilidades ante todo, es una idea anticuada que debe abandonarse. Vimos que la frase clave para evitar que el valor de su empresa y el suyo propio se desplacen a otras manos es: DISPOSICIÓN AL CAMBIO. Y que no debe insistir con lo acostumbrado, y pensar que el mundo ya no es lo mismo y que los tiempos y las nuevas generaciones son un desastre. Y sobre todo, pensar por un rato nada más, que en algún momento de su vida usted fue una innovación, y posiblemente incomprendido en su momento, pero aquellos que se resistieron al momento, ¿dónde están ahora? Posiblemente lamentándose por no haber seguido sus pasos…. Y usted no quiere que le pase lo mismo: ¿verdad? En síntesis, romper con el esquema difundido de que las personas y las tecnologías no agregan valor a su empresa, sobre todo con la nefasta y destructiva frase de que (sólo) el ojo del amo engorda al caballo, pues de ser cierta esta aseveración, nos hubiéramos quedado justo allá, donde el fuego (primera gran tecnología de la humanidad, junto a la rueda) impulsó toda esta energía revitalizadora, para llegar hasta donde hemos llegado.
Y para concluir, reflexione siempre en su empresa sobre los siguientes tópicos:
1. ¿Aumentan o disminuyen las ventas en dinero o unidades vendidas?
2. ¿Mi servicio o producto se está convirtiendo en genérico? —Sea debido a la oferta de un competidor o a que mi cliente ya no necesita ni el servicio ni la información que anteriormente le proporcionaba— o hay fuerzas económicas o de otro tipo que estén cambiando las prioridades de mis clientes, haciendo que sean más conscientes de lo que les cuesta comprar mi producto o servicio comparado con otros?
3. ¿Es realmente tan grande la disparidad entre mis costes y mis ventas al servir a mis clientes?
4. ¿Es la percepción mía correcta acerca de la tendencia del mercado e inmediatamente debo rebajar mis precios de venta para acoplarme a la nueva realidad, o es que lo que ofrezco o cómo lo ofrezco está desfasado?
5. Si tomo la decisión del párrafo anterior, y aún siguen mis ventas en decadencia, ¿qué otros factores que escapan a mi control o no visualizo son los causantes del problema?
6. ¿Estoy al tanto realmente del cambio en las prioridades de los usuarios, y mediante una profunda observación entiendo que mis soluciones deben ser a un nivel más alto?
7. ¿Está la técnica de mi empresa respondiendo acorde con los tiempos para agilizar y priorizar justo a tiempo (just in time) las necesidades de mis consumidores?
8. ¿Mi cultura empresarial, responde a los tiempos modernos, o está obsoleta y debo revisarla?
9. ¿Está satisfecho mi personal estacionario o de venta, con la forma en que manejo mi empresa?
10. ¿Conoce mi fuerza de venta y de trabajo estacionario, cuáles son mis metas?
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