Finalmente, no estamos obligados ni mucho menos condenados a soportar todo esto y debemos aprender a manipular y dirigir nuestras vidas hacia formas pro activa y dinámica, pero mediadas y motorizadas por la positividad realista sin desviarnos del bello destino de existir, pese a los inconvenientes, ya que somos nosotros los dueños y sujetos de nuestra felicidad.
Por ello es necesario que desarrollemos hábitos positivos, pero con optimismo y transparencia, pues como muy bien señala la autora citada, SI MIRAMOS
Y es precisamente el chisme el acicate más dañino, pues la mayoría de las veces aparece sin que tengamos conciencia de ello, y es posible, aunque usted no se dé cuenta de ello, que luego se sienta mal y con cierto dejo de mezquindad y resquemor, y es que no se deben despreciar los límites y necesidades de otras personas, y entender que nada tiene un solo lado y que posiblemente a usted le sobra lo que a otro le hace falta o al revés, a usted le falta lo que a otro le sobra. Y si existe una sombra, es porque existe también un punto de luz, y entre la luz y la sombra, hay muchos otros matices como anota Carmen Seib y si hay otero, es porque también hay planicie.
La sensatez y la inteligencia, al menos teóricamente, deben neutralizar el involucrarse en los chismes, como muy bien hacen las personas maduras y respetuosas, las cuales evitan a toda costa envolverse en este tipo de intrigas.
La mayoría de los chismes siempre tienen como blanco una persona influyente, prestigiosa o en cierta forma especial, ya que es muy difícil oír chismes de una persona humilde o de poco impacto social, lo cual nos lleva a la dañina y perniciosa costumbre de la envidia, la cual, en última instancia, genera los chismes.
Y es que la lengua es culpable de muchas maldades y como muy bien se lee en Proverbio 12:18, EL CHISMOSO HIERE COMO UNA ESPADA, PERO
Y es aleccionadora, la conversación de quien, en vez de criticar, ayuda a las personas a levantarse y seguir creciendo y reflejan seguridad en sí mismos, y son un bálsamo o regalo para la seguridad del otro.
La persona chismosa carece siempre de buena fama y todo el mundo se cuida para hablar delante de ella, pero aún así, es difícil encontrar un ambiente libre de chismosos.
Dice CS que el chismoso, intrigante, murmurador, o cualquier otro nombre que se le dé, es una persona mal vista, a quienes todos detestan. Pero quien actúa así, piensa que está prestando un servicio a la sociedad y hasta se cree un comunicador auténtico, un reportero frustrado que, sin oportunidades para una carrera profesional, la ejerce de un modo algo doméstico. Si alguno piensa así, está muy equivocado, ya que la comunicación debe ser objetiva y verdadera, libre de habladurías.
Y si estas habladurías son provocadas por la envidia, entonces, recuerde usted la famosa frase de Collin Power, de que el problema del envidioso es que nada más se siente bien en el lugar suyo y recuerde también, que nunca andará delante de usted quien le da puntapié por la espalda.
El asunto es, que es muy difícil encontrar un santo pues los muy ascetas viven encerrados en sí mismos y quienes hacen grandes obras de caridad están arropados de vanidades en sus acciones y hasta hay quienes oran mucho, pero su fervor es pasajero y todavía es más difícil encontrar un pecador auténtico, pues unos obran mal por debilidad, otros por ignorancia, y hasta los hay que pecan porque pensaban que hacían un bien tal como asegura KRISHNA, una divinidad de los hindúes. Y todo esto, nada más nos lleva a una conclusión; ES DIFÍCIL JUZGAR.
Por todo esto, es que los rumores representan un peligro público, y quien pronto confía en ellos es un irreflexivo y se hace daño a sí mismo y a los demás.
Quien odia los chismes evita el mal, y nada mejor que el consejo de que no repitas jamás un rumor de modo que nunca te haga daño. No se lo cuentes ni a amigos ni a enemigos, a no ser que callando peques. Porque quien te oiga desconfiará de ti y luego te odiará.
Según Julien Green, “La mejor fuente de información son aquellas personas que prometen nunca contar nada a nadie”
Hay que avanzar en el proceso de hurgar en nuestro interior para conocer la belleza, la profundidad y el placer de la vida inherente que se encuentra en lo más recóndito de nuestro ser. Hacer lo contrario, es sumamente perjudicial, ya que retarda el crecimiento intelectual y espiritual.
No es que la vida exterior sea mala. Y se sabe que hay que ser realista, lo que sucede, es que la interior nos nutre y nos hace crecer como personas y nos fortalece y nos da consistencia en contra de las incomprensiones y zancadillas externas y a un tiempo, nos hace obviar los rumores y a los chismosos, al tiempo que cristaliza cualquier intento de conversión en los mismos, dejándonos pulcros en este respecto y libre de contaminación ya que el crecimiento interior es el fundamento que sostiene firmemente todo el edificio.
Según CS, el chisme es una cobardía. Alguien puede sentirse bien contando la vida de otro, como dice el proverbio: “el mal ajeno alivia el propio”, pero luego, siente que el chisme es una cobardía, un ataque por la espalda, sin oportunidad de defensa y hay que tratar de evitar, a toda costa, dicha cobardía, por aquello del derecho a réplica.
Dice José Luís Martín Descalzo, citado por CS, “algo especialmente difícil, pero en el que todos nos sentimos expertos, es el arte de criticar”. (Leer mi artículo en este respecto en esta misma página: Crítica de
Las palabras tienen que ser evitadas antes, pues una vez dichas ya no tenemos dominio sobre ellas, pues adquieren alas y escapan de nosotros y le dan valor a la frase de que las palabras se las lleva el viento.
De ahí, la importancia del desarrollo interior pues los actos que hacen impuras a las personas no vienen desde afuera, sino desde adentro, ya que la lengua es el castigo del cuerpo, pues de su interior es de donde salen los malos pensamientos, robos, asesinatos, suicidios, codicias, perversidades, fraudes, envidia, chismes, injurias, entre otros, y todas estas maldades salen de su interior para producir tales manchas.
Cuando aceptamos las cosas como son y nuestra realidad, entonces podemos ver las cosas como son y las asumimos con serenidad, independientemente de lo que otros puedan decir.
Sin embargo, existe también el buen chisme, en cierto sentido, que es aquél que se sirve de portavoz para propagar buenas noticias, como el nacimiento de un hijo o la superación de una crisis. Y es que hace mucho bien recibir una comunicación positiva.
Luego, hay que evitar los pecados de la lengua y que nuestras palabras sean siempre para armonizar, promover la paz y la fraternidad pues como dijo William Penn, “sólo tienen derecho a criticar aquellos que tienen el corazón para ayudar”.
Aprendemos por la psicología que para evitar el desgaste y la acumulación de neurosis, debemos actuar sobre hechos y no sobre suposiciones. De modo que, rehusémonos a hablar y preocuparnos de los chismes y los rumores y ocupemos nuestra mente y nuestras emociones en lo que realmente vale la pena: la verdad.
Hay que evitar los fantasmas que deprimen y proporcionan representaciones distorsionadas de la realidad, tales como: la ansiedad, la agitación y la angustia, ya que sus efectos comienzan a crecer y a torturarnos y se hacen mayores que sus propias causas y se pierde entonces la noción de la realidad.
No es conveniente actuar bajo las emociones, es preciso calmarnos y pensar con cabeza fría. Sólo luego de pesar cuidadosamente los hechos, tomemos nuestras decisiones; cabeza fría para pensar, corazón caliente para actuar.
Nunca busquemos culpables de nuestra situación y reflexionemos antes sobre nuestras acciones. Admiremos nuestros talentos y también el de los otros. En vez de hablar de los demás, comencemos a agradecer nuestros dones y comenzará la transformación en nosotros.
Hay tres cosas difíciles de guardar: un secreto, soportar una ofensa y emplear bien el tiempo, dice Quillon.
¿Qué hacer si los demás hablan de nosotros?
Como los chismes no siempre parten de nosotros y muchas veces somos el blanco, sin que demos motivos para ello, aun así debemos conservar la cabeza fría y actuar con sabiduría y grandeza de espíritu.
No porque su vecino o familiar hable de usted, tiene que reaccionar de la misma manera. Si el chisme fue desagradable para usted a los demás no le va a gustar la misma reacción. Lo mejor es no devolver el chisme con el chisme.
No se debe entrar en la corriente del chisme y no hay que creer en todo lo que se dice, pues se sabe que hay quien se ha equivocado sin mala intención, pero ¿quien no ha pecado con su lengua?
No dejemos que las cositas arruinen nuestra vida y nuestro día. Para vencer las contrariedades, causadas por insignificancias, basta adoptar otro punto de vista, abrirnos a otros valores, ocuparnos de otras cosas.
Y hagámosle caso al proverbio hindú: “Así como hay cosas buenas en lo peor hay cosas malas en lo mejor, de modo que es absurdo condenar a alguien”.
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Como afrontar y superar los chismes
Carmen Seib
Paulinas grupo editorial latinoamericano
Santiago, RD, 2 001