EL RESPETO POR LA PALABRA
MACKALEXDIGITAL: ¡LA MEJOR MANERA DE CRECER!
Por Manuel Alexis para mackalexdigital.blogspot.com
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La comunicación ha jugado el papel más
importante de la humanidad desde tiempos inmemoriales, sin importar los avances
de la ciencia, la técnica y la tecnología.
Podría en estos momentos, suspenderse o
desaparecer todo artificio de comunicación y aun así, la necesidad de
comunicarse del hombre y la mujer sobrepasaría con creces cualquier otro recurso
importante para la raza humana.
Hasta para la reproducción sin palabras,
hace falta la comunicación, variando en función de la ubicación que se tenga en
la clasificación biológica, además de los recursos connaturales de cada especie
animal y los diferentes estilos de comunicación.
Se sabe, que hay diferentes medios de
comunicación, incluyendo:
los gestos,
el abrazo,
la mirada,
Disimulo
La mañana nos vuelve a encontrar.
El día se encarga de alejarnos,
nuestras miradas se vuelven a cruzar,
mientras nosotros disimulamos no importarnos.
Que locos. Que tarados.
Tratamos de mantener las apariencias.
Rehuimos, miramos al otro lado,
evitamos el contacto, eludimos el acercamiento.
Jugamos al tonto, al inocente, al tarado,
combatiendo e encubriendo así nuestro sentimiento.
¿Y de qué nos sirve eludir y esquivar?
¿De qué sirve el disimulo, si no se puede ocultar el sentimiento?
¿De qué nos sirve tratarnos como dos extraños?
Si el amor ha hecho de nosotros,
lo que el ventarrón hace con la hojas desprendidas del árbol.
¿Para qué tanta evasiva?
Si el fuego del amor ya nos tiene encendidos.
El amor es fuego que el disimulo no apaga.
Tantas miradas perdidas.
Tanto amor desperdiciado.
Amor que podemos darnos sin medidas
Y en vez de eso pasamos de largo, tal pasa un desgraciado.
los artificios,
los caminos y carreteras,
audio visión,
y demás. Sin embargo, respecto de los seres
humanos, el más importante es la palabra.
Con la palabra se puede decidir si se va a
una guerra, si se desdoblan las hostilidades, si se cierra o no tal o cual
negocio, si se respeta o no la persona amada… y en fin, no sólo es el
envolvente por excelencia de toda acción humana, sino la envoltura; misma que
hace posible el entendimiento y la cooperación entre, como diría Maquiavelo,
las diferentes y complejas mentes, que tienen los seres humanos, impulsadas por
la consabida dualidad humana-animal, para terminar de modo ignoto, como muy
bien señala Alexis Carrel en su libro La Incógnita del Hombre, donde trata de
escudriñar los misterios que encierran los hombres y mujeres en sus
inquietudes, deseos, posibilidades y expectativas, todas determinadas por la
acción de las palabras.
Con razón, la Biblia le da tanta importancia
a la palabra, cuando señala muy bien, que …
en el principio era el verbo…
Es por ello que se debe poner mucho empeño en
el uso adecuado de las palabras, pues muchas incomprensiones y hostilidades,
dejarían de ser tales, si se usara la palabra adecuada en el momento adecuado
y, ¿por qué no?, para la persona adecuada.
Se puede ser un excelente científico social,
un gran biólogo, físico… pero si el dominio de la palabra adecuada, en el
momento adecuado y para la persona adecuada, no baja de la abstracción a la
esencia de la realidad, su resultado desde el punto de vista social, se
convierte en un conjunto vacío, y se retrotrae al pasado remoto, donde los
conocimientos eran encerrados en el misterio y determinados como propiedad
individual o de pequeños grupos privilegiados.
Y peor aún, cuando las palabras provienen de
un idioma extranjero y son apropiadas por otro idioma, significando algo
distinto, y por una mala interpretación se introduce en el idioma español con
matices de estar a la boga, se le falta el respeto a la palabra extranjera y también a la
propia, como si se dijera que los recursos de ese idioma son muy pobres para
tener palabras propias respecto del tema.
Se puede señalar, por ejemplo, la palabra «
retaliación », muy en boga entre periodistas y políticos, la cual en su esencia
lingüística que es retaliation (noum)
significa perpetrar un ataque o asaltar físicamente a una persona en respuesta a
haber recibido una acción similar (retaliate |riˈtalēˌāt| |rəˌtøliˈeɪt| |riˌtøliˈeɪt| |rɪˌtalɪeɪt| verb [ intrans. ] make
an attack or assault in return for a similar attack).
Algunos estudiosos de la lengua anglosajona
podrían alegar, que el uso de esta palabra es correcto, pues en el diccionario
inglés, revenge se acepta como
sinónimo, pero si le tomamos la palabra a Roque Barcia en su libro acerca de la
sinonimia, si dos palabras son exactamente iguales, una de las dos, no tendría
razón de existir, sobre todo, si ambas tienen una explicación clara sobre la
misma acción.
Y esto, puede ser extendido a cualquier
idioma, pues la sinonimia, es una ciencia universal, desarrollada precisamente,
para esclarecer las palabras y los conceptos y así evitar las redundancias y
retóricas carentes de sentido, o los rellenos inútiles, en un mundo cada vez
más dinámico y carente del bien más preciado: el tiempo.
Se ve pues, volviendo a la palabra
previamente mencionada, que en su original, atacar es muy diferente a
desquitarse, la cual significa restaurar
la perdida o contratiempo sufrido por alguien, o resarcirse de ello.
Y esta palabra es más contundente en
español, además de propia, que retaliación como se expresó previamente; por
demás, ni existe en dicho idioma.
Sin embargo, si se quiere estar más cerca
del concepto, la palabra venganza significando
daño o agravio infligido a alguien como
respuesta o satisfacción a otro recibido de él, sería todavía más precisa.
Respetar la palabra significa pues, evitar
sobre todo confundir a las personas con epítetos y locuciones extranjeras que
nada tienen que ver con el idioma propio, o redundancia de términos y conceptos
propios que en lugar de aclarar confunden a todo aquel que tiene derecho a
estar informado y que, ante un sistema de instrucción deficiente, merecen aun
más, que la comunicación sea eficiente.