Cuando hace más de medio siglo, Samuel Walton propuso a los directivos
de la tienda de la franquicia Ben Franklin que en ese entonces él
operaba, que siguieran su modelo de hacer negocios, o sea, que compraran
directamente a los productores, en lugar de a los intermediarios y que
ofrecieran “fuertes descuentos a los consumidores, dichos directivos lo
tildaron de absurdo, por más que Walton les dijo que así podrían tener
mejores oportunidades de obtener ganancias y crecer.
Por tanto decidió renunciar a dicha franquicia y fundar él mismo sus
tiendas de autoservicio, sin pensar, quizá, el poder al que ese naciente
monopolio llegaría, como veremos.
Para comenzar, dicha empresa “compra” a crédito casi todo lo que vende.
He platicado con proveedores de alimentos, leche, por ejemplo, y me han
dicho que además de que la empresa tarda en pagar o lo hace cuando se
vende el producto, es muy estricta en sus convenios. En el caso de la
mencionada leche, un proveedor me comentó que el producto se debe de
retirar uno o dos días antes de la fecha de caducidad, y lo que se
llevan no lo paga la tienda. Así hace con todo lo que “adquiere” porque,
más bien, podría decirse que son artículos consignados, es decir, se
exhiben hasta que se vendan o antes, si no despiertan interés en el
consumidor. Al citado proveedor le pregunté que cómo era que permitían
que dicho monopolio impusiera sus reglas. “Es que un 60% de nuestras
ventas se hace en sus tiendas”, me contestó, resignado. Y fue la misma
respuesta que me dieron otras personas que surten de sus productos a ese
abusivo emporio, por la “importancia del mercado que abarca”. En
efecto, esa ha sido una de las estrategias de la empresa, abarcar cuanto
pueda el mercado, no sólo el nacional, en cada país en que opera, sino
en donde pueda ejercer su poderío.
Por otro lado, el comprar a crédito le permite imponer un precio muchas
veces más bajo que el del mismo proveedor. Eso es posible gracias a
todas sus estrategias especulativas, mucho más ahora, que ya tiene hasta
su propio banco, al menos aquí en México. Buena parte del dinero que
obtiene de las ventas de productos adquiridos a crédito lo maneja en
complejos esquemas especulativos a su antojo, invirtiendo en acciones de
empresas o en bonos de gobiernos, por ejemplo, con lo cual genera más
ganancias que por la venta directa. Supongamos, por ejemplo, que
comprara a crédito 100 cámaras, a $900 pesos cada una, precio de
mayoreo, obligando al proveedor a conceder un plazo de tres meses,
durante el cual se vendieran todas. Supongamos también que el precio al
público de cada cámara fuera de $1000 pesos, o sea, el precio de venta.
Sin embargo, la mayoría de las veces, la estrategia seguida por la
empresa no es tanto de una simple venta, sino, como dije, de un esquema
especulativo. Con tal de que el producto se venda rápido, ofrecerá las
cámaras a $900 o menos (alguna vez platiqué con un proveedor de un
producto quien, amargamente, me confió que dicha empresa lo ofrecía
mucho más barato que él mismo, así que muchos de sus compradores ¡fueron
a comprarlo a Walmart!). Con la publicidad y la mercadotecnia
adecuadas, pensemos que las cámaras se vendan en dos semanas. La empresa
cuenta ya con los $90 mil pesos, que en lugar de pagarlos al proveedor,
decide manejarlos con toda la liquidez de sus operaciones en conjunto.
Consideremos que invierte en instrumentos especulativos que le rindan
10% mensual. Así, los $90 mil pesos, en tres meses, le representarán $27
mil pesos ($9000 pesos mensuales). Esa ganancia será mucho mayor que
habiendo vendido las cámaras en $1000 pesos cada una, pues sólo habría
ganado $10000 pesos al final del plazo.
Con dicho esquema opera en la mayoría de sus transacciones y sólo es posible gracias al enorme poder que posee para hacerlo.
Por otra parte, al comprar al productor directamente y forzarlo a hacer
descuentos al máximo, dicha compañía adquiere lotes completos, sin
importarle la calidad. Eso lleva a que muchas veces los productos
adquiridos están defectuosos, pues no han pasado por un efectivo control
de calidad, como sucede frecuentemente. En mi experiencia personal,
dejé de comprar artículos electrónicos o electrodomésticos, pues nunca
funcionaron correctamente, así que al siguiente día de adquiridos, debía
de ir al departamento de reclamaciones con tal de que me cambiaran, por
ejemplo, el reproductor de DVD’s, la grabadora, el aire acondicionado,
la cámara, la laptop, una televisión… o exigir una pieza faltante en un
juguete, un estante para baño… y así. Basta permanecer un rato en el
llamado departamento de “Servicios de atención al cliente” y podemos ver
cuántas reclamaciones se dan a diario (eso sin contar el despótico
trato que reciben muchos clientes, como recientemente me sucedió al
reclamar un pago doble por un solo artículo que me hizo una cajera por
error, y que, luego de mucho alegar con el gerente, se me fue
reembolsado).
Como ya mencioné, todas esas arbitrariedades y malos servicios son
posibles gracias al gran poder de dicho monopolio, el cual cuenta,
obviamente, con el apoyo de las mafias políticas para hacerlo.
Sus crecientes ventas anuales son una clara muestra de tan aplastante
poder. En su página del reporte anual de ventas
(http://www.walmartstores.com/sites/annual-report/2012/CEOletter.aspx),
su presidente y CEO, el señor Michael T. Duke, declara, muy orgulloso, a
cuánto ascendieron aquéllas el año pasado, 2012: $443,900 millones de
dólares (mdd), casi un 37% del PIB mexicano del mismo año ($1.23
billones de dólares). Y agrega que crecieron 5.9% con respecto al año
anterior, que en dinero se traduce en $26,600 millones de dólares, un
64% más que las declinantes remesas de nuestros sufridos paisanos desde
EU, del mismo periodo ($17,200 mdd).
También el señor Duke informa, muy contento, a sus accionistas (siempre,
son éstos lo más importante para una empresa, pues de ellos proviene
parte de su capitalización), que Walmart cuenta ya con 10,000 tiendas en
27 países y que emplea a dos millones de “esforzados asociados”,
quienes sirven a 200 millones de clientes y miembros cada semana.
Claro que Duke evita referirse a las arbitrariedades tanto comerciales,
legales, así como laborales en que incurre, con tal de “lograr con
creces” sus objetivos de expansión y de dominio de los mercados en que
opera.
Ya mencioné arriba que la calidad de muchos de sus productos, dista
mucho de ser ya no digamos “buena”, sino, al menos, aceptable.
Y analizando la cuestión laboral, vaya si esa empresa es experta en
violación de los derechos de los trabajadores que emplea. Hace poco hubo
huelgas en algunas de las tiendas de Walmart en Estados Unidos (en
donde, por cierto, es la empresa que más emplea gente, en ese país, 1.4
millones de personas, que cada año se desindustrializa más y más, y los
empleos que se crean son mayoritariamente en el sector servicios. Ver en
este mismo blog mi artículo “Desempleo en EU, agudizada tendencia del
capitalismo salvaje del incremento en la desocupación”, en donde analizo
dicha tendencia. El link es:
http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2011/10/desempleo-en-eu-agudizada-tendencia-del.html).
Trabajadores estadounidenses de Walmart denunciaron que los paros
realizados se deben a los malos tratos, los bajos sueldos, las
humillaciones y la discriminación de la que son objeto. Eso es posible
también porque la empresa prohíbe expresamente que existan sindicatos,
los que, se supone, defenderían en alguna medida los derechos laborales.
Un trabajador, Mike Compton, por ejemplo, ofrece su testimonio. Él
trabaja en una bodega, y cuenta que llegan contenedores, casi todos de
China, los que están ennegrecidos por un polvo obscuro, producto del
humo negro de las fábricas chinas que los hacen (hay que decir que por
sí sola, esa empresa es la mayor importadora de productos chinos, con
tal de ofrecer mercancía muy barata, aunque de mala calidad. Casi un
veinte por ciento de las importaciones chinas las hace esa empresa.
Recientemente estuve en Arizona y los suvenires vendidos en las tiendas
Walmart del lugar, como llaveros, gorras y camisetas, supuestamente de
dicho estado, son made in China). Compton declara que ese polvo es muy
irritante y tóxico y al estarlo respirando, provoca infecciones y
enfermedades respiratorias. Sin embargo, la empresa no ha sido capaz de
dotar con máscaras protectoras a empleados como él. Sin embargo, lo que
sí ha hecho la empresa es amenazarlos con despidos y acciones “legales”
si se atreven a hacer huelga y, peor, a formar sindicatos.
Aquí, en México, varias personas que han trabajado en Walmart me han
platicado el trato tan humillante que han recibido, sobre todo a la hora
de ser despedidas, con tal de no darles la debida liquidación. Una
chica que trabajaba como cajera, por ejemplo, me contó que un día, sin
mayor preámbulo, le dijeron que estaba despedida “por robarse el
dinero”, pretextaron, ofreciendo como “prueba” un video en donde se le
veía sacando dinero de la caja. “Fíjate, que estupidez, si eso es lo que
hago, meter y sacar dinero de la caja todo el tiempo”. La verdadera
razón, le dijeron otras compañeras, es que estaban despidiendo personal
por “bajas ventas”. Eso de “bajas ventas” en realidad suena ridículo,
dado que éstas han ido aumentando año con año.
En el siguiente link, pueden ver un reportaje con declaraciones y varios
videos que analizan por qué los paros en tiendas de Walmart de EU están
siendo cada vez más frecuentes:
http://www.salon.com/2012/10/10/walmart_strikers_raise_the_stakes_with_black_friday_ultimatum/?utm_source=OccupyWallSt.org&utm_campaign=edb7a1e66d-Walmart_strikers11_14_2012&utm_medium=email
Y en cuanto a la explotación laboral ejercida por Walmart, también se da
indirectamente, ya que con tal de vender sus propias marcas, como
prendas de vestir, por ejemplo, y venderlas a muy reducidos precios,
busca fabricantes que se las hagan muy baratas, justo como en China o
Bangladesh, por mencionar algunos. Para que tales fabricantes puedan
cumplir con los bajos precios exigidos, someten a sus trabajadores a
condiciones extremas de explotación en tales maquiladoras (sweatshops),
sin seguridad, ni prestaciones algunas. De eso fue acusada recientemente
la empresa, cuando un incendio en una maquiladora de Tazreen, en
Bangladesh, dejó más de cien trabajadores muertos. Fue revelado que 5 de
14 líneas de producción trabajaban directamente para la empresa. Aún
así, en el 2011 Walmart se negó a implementar un programa de seguridad
contra incendios, el cual pudo evitar la tragedia. El nefasto emporio
alegó que los diez centavos de dólar de incremento en el precio de cada
prenda que costaría implementar el programa “no era financieramente
factible”. ¡Miren nada más, no valían diez miserables centavos de dólar
la vida de tantas pobres, necesitados trabajadores! (Incluso, fue tan
evidente la responsabilidad de la empresa en esa masacre, que muchas
organizaciones, incluso estadounidenses, han emitido fuertes protestas,
como podrán ver en el siguiente link:
http://usas.org/2012/12/07/stop-walmarts-sweatshop-deathtraps/).
Además, recientemente el ILSR (Institute for Local Self-Reliance)
realizó un muy completo estudio sobre otros perniciosos efectos que,
particularmente en Estados Unidos, esa cadenas de tiendas está creando.
El estudio se enfocó en los problemas que está causando Walmart en la
industria de los alimentos, enfatizando que hace quince años, esa cadena
sólo controlaba una pequeña porción del mercado, 4%, en tanto que
actualmente se queda con uno de cuatro dólares que gastan los
estadounidenses en alimentos y continúa creciendo, ya que en 37 centros
urbanos incluso se queda con el 50% de las ventas.
A partir de esa creciente concentración de la comercialización de los
alimentos, se comenzaron a dar una serie de fusiones entre otras
empresas alimentarias y otras cadenas de supermercados, lo que ha dado
lugar a una mayor concentración del sector, quedando como un oligopolio
en que pocas empresas prácticamente están a cargo del lucrativo negocio
de la alimentación. Así, señala el ILSR, aunque hay dos millones de
granjeros, sus productos, tanto agrícolas, como pecuarios, son
controlados por unas cuantas corporaciones. Por ejemplo, 4 empacadoras
de carne poseen el 85% de la matanza de animales. Una sola empresa
controla el 40% de la provisión de leche del país y sólo cinco cadenas
de supermercados controlan el 50% de las ventas de alimentos.
Debido a ese oligopolio alimentico, es posible controlar los precios de
los productos agropecuarios, pues las cadenas y corporaciones son las
que fijan tales precios, en tanto que a los productores cada vez les
queda menos dinero por lo que cultivan o engordan. El estudio señala que
en productos como carne de res, en 1995, de cada dólar gastado por los
consumidores en comprarla, 59 centavos eran para los granjeros, y ahora,
sólo 42 centavos. En el caso del puerco, en 1995, los granjeros se
quedaban con 45 centavos y actualmente, sólo con 25 centavos. Para la
leche, en 1995, eran 44 centavos para las granjas lecheras y ahora, sólo
36 centavos. Y frutas, como las manzanas, en 1995 eran 29 centavos para
los agricultores y ahora, sólo 19 centavos.
Eso, por supuesto, afecta mucho más a los trabajadores del campo,
quienes han resentido una reducción en sus salarios. El estudio señala
que desde 1999, su salario se ha reducido un 9% y el de los empleados de
las tiendas, 4%, pues también se han visto afectados sus salarios, dado
el control oligopólico de los precios.
Sin embargo, a pesar de que tanto trabajadores, como productores están
ganando menos dinero, los precios de los alimentos están subiendo
muchísimo, pero, claro, eso se debe al control que ejercen Walmart y las
corporaciones agroalimentarias (como Cargill, Tyson o Smithfiled foods.
Ver en este mismo blog mi artículo: “La muy lucrativa, adictiva,
engordante y poco nutritiva comida procesada”, en donde analizo que
además de la concentración en la producción de alimentos en todo el
mundo, el procesamiento de la comida, con tantos químicos y
conservadores, está provocando serios problemas de salud, además de la
insalubridad a la que lleva sacrificar y procesar a millones de animales
diariamente. El link es:
http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/08/la-muy-lucrativa-adictiva-engordante-y_01.html).
El precio de la leche se ha incrementado 51%, el de la carne de res, 64%, el de las manzanas, 42% y el del puerco, 33%.
Y como resulta cada día más caro comer alimentos, digamos, saludables,
debido a la carestía y a que los ingresos de la mayoría de la población
en EU están decayendo, cada día más y más familias optan por ingerir
comida chatarra, como fast food o antojitos (sucede lo mismo en México,
que muchas familias optan por comer, por ejemplo, sopas instantáneas o
alguna golosina barata). El estudio confirmó que la apertura de una
tienda de Walmart frecuentemente agrava el problema, al eliminar
negocios locales y hacer que bajen los ingresos, dejando mucho más
empobrecida a la comunidad del lugar. Cita a otros estudios que han
mostrado una fuerte relación entre pobreza y enfermedades ocasionadas
por una mala alimentación, como diabetes y obesidad.
Así, se pierden 150 empleos en el sector de ventas cuando se abre una
tienda Walmart, 25% de los negocios cercanos, dentro de 6 kilómetros a
la redonda, cierran sus puertas. Y vaya si hasta en el deterioro de la
salud tiene incidencia la apertura de una tienda Walmart en EU (y
seguramente en todas partes), ya que la obesidad se incrementa en 2.3%,
pues hay que ver qué cantidad de golosinas y alimentos chatarra se
venden allí (cuando estuve en Arizona, un paquete de muy azucaradas
donas, de más de dos kilos de peso, se vende en cinco dólares, contra un
kilogramo de jitomates, que cuestan lo mismo. Con las donas, se “llena”
la gente, no así con los jitomates, aunque sean más saludables. En
general, pude apreciar precios excesivos de los alimentos, sobre todo de
los naturales. En tiendas como Albertsons, por ejemplo, medio kilo de
naranjas cuesta $1.80 dólares, medio kilo de plátanos, $2 dólares, medio
kilo de jitomate, $1.20 dólares, medio kilo de queso, $4.29 dólares, un
litro de leche, casi un dólar, una lata de leche “La lechera”,
mexicana, por cierto, $2.60 dólares… y así, por el estilo).
Obviamente, con los planes de expansión de la empresa, esos problemas
tenderán a agravarse, señala el estudio, aunque también dice que, por lo
mismo, en muchos lugares hay una fuerte oposición a que se sigan
abriendo tiendas de Walmart (en muchos países está expresamente
prohibido que exista una sola tienda de esa empresa).
Muchos de los problemas que se padecen en EU, es claro que aquí los
tenemos también, como es el caso de que cada nueva tienda que abre
afecta muchísimo a la economía local obligando a muchos negocios a
cerrar (eso lo he confirmado con testimonios de dueños de tiendas, que
debieron cerrar, cuando un Walmart abrió cerca de donde tenían sus
negocios. Los más afectados han sido los tradicionales mercados).
Agréguese a lo ya descrito la facilidad que tiene esa corporación para
abrir tiendas en donde le plazca, como aquí, que incluso abrió una en
Teotihuacán, en una zona considerada arqueológica. Recibió los
“permisos” sin mayor problema. Y de hecho fue noticia, hace unos meses,
que dicha empresa ha logrado abrir tiendas muy fácilmente mediante
cohechos y dádivas otorgadas a las “autoridades” locales, hecho que no
fue denunciado por legisladores mexicanos, como pudiera haberse
esperado, sino ¡desde Estados Unidos! En particular, un artículo
publicado por The New York Times, aseguró que al menos 19 tiendas
abiertas aquí por dicha empresa se debió a pagos ilegales (“mordidas”,
como les llamamos aquí). Una de ellas fue la tienda de Teotihuacán, por
la cual, declara el artículo, la empresa pagó más de $200 mil dólares,
con tal de que se le otorgaran los “permisos” para edificar en una zona
arqueológica protegida sin problema alguno (La nota pueden verla en el
siguiente link:
http://www.huffingtonpost.com/2012/12/19/wal-mart-mexico-bribe-investigation_n_2331290.html).
Sin embargo, aquí no tuvo mayor trascendencia, ni afectación dicha
noticia, y la empresa ha seguido actuando a sus anchas (eso muestra,
pues, el contubernio que existe en nuestro país entre los grupos
económicos dominantes y la mafia política, que ven a México sólo como un
gran negocio con el cual enriquecerse cuanto puedan).
Pero, además, como señalé, el hecho de que se le haya permitido abrir
una tienda en una zona arqueológica, muestra la falta de respeto de
dicha empresa por ese tipo de sitios. Y eso mismo ha hecho en EU, en
donde ha construido tiendas en zonas consideradas de importancia
arqueológica e, incluso, sagrada.
No le ha importado destruir lugares considerados sagrados por los
indígenas nativos, como hizo en Fenton, Misuri, en donde el sitio
denominado Fenton Mounds, que es un cementerio indígena de más de mil
años de antigüedad, fue destruido en el año 2001 para construir una
tienda allí.
En 1998, otro centro sepulcral indígena fue demolido en Nashville,
Tennesse, y los restos de las 154 personas enterradas allí fueron
trasladadas a un sitio no especificado, sin tomar permiso ni
autorización de nadie, mucho menos de los descendientes de tales
ancestros.
Lo mismo ha hecho en Georgia, California, Hawái (aquí, llegó al cinismo
de desenterrar a 64 personas de un antiguo sepulcro y tuvo los restos
“guardados” en un tráiler “esperando” a ser reenterrados. En el
siguiente link, pueden ver en qué otros sitios arqueológicos y sagrados,
dicha empresa ha construido tiendas o intentado hacerlo:
http://grist.org/article/2009-09-03-wal-marts-history-of-destroying-sacred-sites/).
Y así, las incontables arbitrariedades, ilegales acciones, malos tratos a
sus empleados, productos de dudosa calidad… no han impedido que ese
temible emporio siga adelante con su planes de expansión y que el señor
Duke diga, muy contento que “Apreciamos mucho todo lo que nuestros
socios hacen por nosotros para cumplir nuestra misión y para que nuestro
negocio siga creciendo”.
Sí, y yo agregaría que el contubernio existente
entre las mafias políticas corruptas con dicha empresa, también seguirá
contribuyendo con esa destructiva “noble misión”.