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¿SE DESPLAZAN O DESAPARECEN LA RENTABILIDAD Y EL VALOR DE UNA EMPRESA?
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Por MACKALEX para mackalexdigital.blogspot.com/
En 3 vimos que la La migración del valor de una empresa consiste en el desplazamiento de la rentabilidad y el valor de mercado de una empresa a otra dentro de un mismo sector y que en el pasado el valor migraba lentamente, pero que hoy lo hace a la velocidad de la luz, con la misma rapidez con las que cambian las prioridades del consumidor.
Es precisamente, para evitar lo más posible ese desplazamiento, en los negocios o empresas modernos, donde se debe centrar todo el esfuerzo competitivo para evitarlo, y es así como se logra vigencia, si se tiene como norte la disposición al cambio, y la certeza de que nada es ni será como antes, y que hoy en día, hay que dar a los clientes el máximo valor, sin obviar la calidad, lo que hace que las empresas se mantengan llenas de energía, no sólo por gratificante, sino además, necesaria para lograr permanencia y mantenerse a flote.
Se convierten en principios básicos del control de calidad las actividades de mercadeo, resumidas en educar bien (que todo el personal se involucre en el proceso con conocimiento de causa), aclarar los objetivos (es decir, hasta donde hemos llegado, y hacía dónde nos dirigimos), y naturalmente, control del proceso, y todo ello en conjunto, conforman el armazón del CCT (Control Total de Calidad) y, naturalmente, la imagen de marca, sin la cual, toda actividad de mercadeo se aniquila8.
El supuesto de que las normas operativas se cumplen estrictamente, sin enseñar los métodos de ejecución del control de calidad, con el involucramiento de todos los participantes en los procesos, es dirigirse a ciegas hacía los objetivos, y quien sea que lo haga, no sólo reducirá el valor de su empresa, sino que la guiará a la desaparición. Y es que la calidad está primero, y no las utilidades a corto plazo, con una orientación al consumidor y no al productor, pensando desde el punto de vista de los demás, teniendo en cuenta, sin importar el tipo de empresa, que el proceso siguiente es su cliente, dándole seguimiento a los datos con métodos estadísticos, y sobre todo, respeto a la humanidad como filosofía administrativa, con una administración totalmente participante, que al final logra una administración interfuncional. Es decir, si una empresa busca primero la calidad, con la integración de todos los participantes, sus utilidades aumentarán a la larga y por tanto su valor se mantendrá en un rango más competitivo y de permanencia, mientras que si persigue la meta de lograr utilidades a corto plazo, perderá competitividad, y las ganancias disminuirán, pues el valor de su empresa se ha ido desplazando.
La mayoría de las empresas sólo les interesa rebajar costos, con menoscabo de la calidad, y piensan que esta última significa sólo subir los costos, lo que luego reduciría las utilidades. Pero no es totalmente así. Es cierto que los costos aumentan de modo temporal cuando se mejora la calidad, pero al final los beneficios se encontrarán en la capacidad que adquiere la empresa para satisfacer las exigencias de sus clientes y enfrentar con éxito la competencia, para no perder su valor. Y es que no es la propia experiencia de los empresarios la que determina que gusta o no a los consumidores, sino que son los propios consumidores, quienes deben determinar que les gusta o no, y de que manera usan los productos o servicios. Y es que como apuntamos antes, la utilidad y rentabilidad de una empresa se desvanecen cuando se pierden los temas relacionados con valor para el cliente, calidad e impulso del cambio organizacional mediante la creación de conexiones más amplias y profundas con los clientes, y las innovaciones más recientes de por lo menos el alcance de la tecnología mínima que se necesita para lograr respuestas y servicios más rápidos y ágiles, sin menoscabo de la calidad y que tal como asegura Guaspari cuando las personas o las empresas se empeñan en proveer el máximo valor a los clientes, de una manera genuina y honesta, amparados en la última gran innovación, se energizan y permanecen llenas de energía, lo cual a su vez les motiva a estar atentas a cualquier cambio inesperado que pueda provocar que su valor se desplace a otras manos por lo que las empresas y los emprendedores deben estar atentos a suspender acciones que no agregan valor, y sobre todo a valorar la parte más importante de toda organización: LAS GENTES.
Es por ello, que el respeto a la humanidad como filosofía gerencial, al estilo de Ishikawa, es fundamental, pues las empresas, en su sentido amplio, pertenecen a la sociedad, y por tanto, a todos los que tengan que ver algo con la empresa, a saber: consumidores, empleados y sus familias, accionistas, subcontratistas y empleados de los sistemas afiliados de distribución… Todos, absolutamente todos, deben sentirse cómodos y contentos con la empresa y deben estar en capacidad de aprovechar sus facultades y de realizar su potencial personal. Las utilidades ante todo, es una idea anticuada que debe abandonarse.
El término humanidad (en el sentido que lo ve Ishikawa, muy certero, por cierto) implica autonomía y espontaneidad. Las personas no son como animales o máquinas. Tienen su propia voluntad y hacen las cosas de manera voluntaria sin que nadie se los tenga que indicar. Tienen discernimiento y siempre están pensando. La gerencia basada en la humanidad es un sistema que estimula el florecimiento de un potencial humano ilimitado.
De aquí, los grandes y espectaculares cambios del mundo empresarial moderno, donde nuevas compañías, dinámicas y rentables, desafían a los grandes gigantes y acaban ganando. Y que tal como señala Sally Helgensen9, de que hay que improvisar respuestas individuales que permitan cierta flexibilidad y seguir abiertos al cambio continuo… Aceptar que el mundo ya no es el mismo y que las instituciones que hemos conocido seguirán cambiando, desmoronándose o desapareciendo con una ferocidad que sólo podemos imaginar. El resultado será más inestabilidad y más oportunidades, más trastornos y más opciones… y dice además, que la nueva arquitectura de la tecnología, entre otras cosas, ha provocado el hecho de que tan pronto dominamos el último programa de software, una nueva versión del mismo programa irrumpe en el horizonte, lo cual se aplica también a cómo analizamos, interpretamos, razonamos y finalmente pensamos; nada de esto último se puede hacer sin una DISPOSICIÓN AL CAMBIO.
La frase clave para evitar que el valor de su empresa y el suyo propio se desplacen a otras manos es: DISPOSICIÓN AL CAMBIO. No insista con lo acostumbrado, cuando empieza a pensar que el mundo ya no es lo mismo y que los tiempos y las nuevas generaciones son un desastre.
Sólo piense por un rato nada más, que en algún momento de su vida usted fue una innovación, y posiblemente incomprendido en su momento, pero aquellos que se resistieron al momento, ¿dónde están ahora? Posiblemente lamentándose por no haber seguido sus pasos…. Y usted no quiere que le pase lo mismo: ¿verdad?
De modo que si usted es de los que piensa que las personas y las tecnologías no agregan valor al valor (válida la redundancia) suyo y al de su empresa, entonces el desfase hay que buscarlo en usted mismo y no en el exterior.
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